Agradecemos a Juan Carlos Dido por la posibilidad de compartir esta reseña
de la charla de café de setiembre!
El ciclo Charlas de Café en Flores se desarrolla los últimos sábados de
cada mes a las 19 hs.
LA FÁBULA ARGENTINA (RESEÑA)
La fábula es un género ignorado en las historias literarias de nuestro
país, a pesar de que está ligada a los orígenes de la nación. Pareciera que el
género se hubiera tomado con alguna reticencia, como si fuera obra de mérito
escaso o labor reservada a quienes carecen de aliento para aspirar a trabajos
mayores. Equivocada opinión que no beneficia a la fábula ni a los demás órdenes
de la creación literaria.
Pocos años antes de la Revolución de Mayo, Domingo de Azcuénaga publicó
sus apólogos en el periódico “Telégrafo Mercantil”. La condición de precursor,
no la de fabulista, lo salvó del olvido. Para encontrar otro autor de fábulas
en nuestras historias literarias, hay que esperar hasta Joaquín V. González,
más de cien años después del iniciador en el Río de la Plata. Y, si bien es González buen fabulista, su obra
apológica no ocupa el lugar principal de los estudios, sino que se presenta
como producto complementario de sus aportes de otro carácter.
En los ciento diez años que van de Azcuénaga a González, no hay
referencia alguna a la fábula argentina, aunque varios autores elaboraron una
obra respetable, según lo probamos en este trabajo. El presente ensayo, que se
inicia con Azcuénaga y llega hasta los autores contemporáneos, amojona con
fabulistas doscientos años de historia literaria, con una brecha en la segunda
mitad del siglo XIX, en la que no se registran fabulistas. La investigación nos
permitió, incluso, descubrir el manuscrito de uno de los autores notables:
Gabriel Alejandro Real de Azúa.
Si algo valioso contiene nuestro aporte, es la comprobación de la
presencia de fabulistas en las distintas épocas históricas y en los diversos
movimientos culturales que se manifestaron en la Argentina desde los albores de
la vida independiente. Mediante los autores y las obras incluidos en este
trabajo, la fábula argentina reclama su espacio literario porque lo tiene
sobradamente ganado. En adelante, la historia de la literatura deberá
incorporar a cada período, un capítulo o una sección para el apólogo, junto a
los que reserva para la poesía, el teatro, la novela o el cuento. Y los
críticos tendrán que dirigir su mirada avizora al futuro, para detectar y
juzgar a los nuevos fabulistas, porque, según se concluye del estudio, la fábula
renovará su vigor al impulso de autores que encontrarán en ella una forma
auténtica de creación estética.